Nosotros teníamos muy claro que queríamos celebrar una boda totalmente al aire libre y en un entorno rural, donde pudiéramos hacer las cosas a nuestra manera y sin restricciones. Además, queríamos un sitio donde nuestra familia más cercana pudiera alojarse antes y después de la boda (que, por cierto, queríamos que durara un fin de semana entero). Cuando visitamos La Cabana por primera vez supimos que aquel lugar era ideal para hacer el tipo de boda que queríamos: gran jardín, vistas preciosas, casa super equipada para 15-20 personas, piscina… A pesar de que allí no se hacen muchas bodas grandes (ya que la sala interior, en caso de lluvia, es pequeña para un banquete con muchos invitados, nosotros éramos 120-130) y al principio tuvimos nuestras dudas, decidimos arriesgarnos y contratamos La Cabana.
Y fue la mejor decisión que podríamos haber tomado. El día de la boda salió todo genial. Habíamos reservado carpas por si llovía, pero hizo un día increíble, así que no tuvimos que ponerlas y lo hicimos todo al aire libre: ceremonia, aperitivo, banquete y baile. Además, al día siguiente hicimos una comida informal con los invitados y disfrutamos de la piscina y la pista de pádel durante todo el día. Después, nuestra familia más cercana se quedó con nosotros en la casa durante 5 días más y lo pasamos en grande (en agosto sólo alquilan la casa por semanas completas). En definitiva, fue una experiencia increíble. Y esto fue gracias también a la familia Niubó, ya que nos ayudaron muchísimo y fueron super flexibles. Tanto Anna como Ramona se preocuparon por que todo saliera a la perfección, tanto el día de la boda como durante el resto de la semana. ¡Un 10 para ellas!

Agost 2016

 

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